La primavera es considerada como la “estación verde”, ya que es el momento de la Naturaleza; el momento exacto en que ésta comienza a florecer, en que las semillas empiezan a germinar, tras la lluvia y la nieve característicos del invierno. 
Popularmente, cada vez que llega la primavera y que ésta se “asienta” entre nosotros, se dice que “la sangre altera”, sobre todo después de un invierno frío en que la persona tiende a sentirse algo más triste o melancólica, incluso inconscientemente.
En este sentido, muchos psicólogos y sociólogos coinciden en señalar que la primavera no sólo trae nuevas relaciones de pareja, euforia, alegría e incluso las conocidas como alergias primaverales.  Debido al aumento de la radiación solar y los cambios que se producen en la propia meteorología en sí, éstos provocan un efecto en nuestro organismo que se traduce en la afectación de producción de ciertas hormonas, que afecta a las emociones, la alegría, el entusiasmo..

Doña Primavera 
viste que es primor, 
viste en limonero 
y en naranjo en flor. 
Lleva por sandalias 
unas anchas hojas, 
y por caravanas 
unas fucsias rojas. 
Salid a encontrarla 
por esos caminos. 
¡Va loca de soles 
y loca de trinos! 
Doña Primavera 
de aliento fecundo, 
se ríe de todas 
las penas del mundo... 
No cree al que le hable 
de las vidas ruines. 
¿Cómo va a toparlas 
entre los jazmines? 
¿Cómo va a encontrarlas 
junto de las fuentes 
de espejos dorados 
y cantos ardientes? 
De la tierra enferma 
en las pardas grietas, 
enciende rosales 
de rojas piruetas. 
Pone sus encajes, 
prende sus verduras, 
en la piedra triste 
de las sepulturas... 
Doña Primavera 
de manos gloriosas, 
haz que por la vida 
derramemos rosas: 
Rosas de alegría, 
rosas de perdón, 
rosas de cariño, 
y de exultación.
Gabriela Mistral.